Mientras mis dedos se dejan llevar con cada frase, palabra y puntuación; la imaginación va tomando forma y estructura. hay instantes en que las emociones se desbordan entre líneas y hacen que los sentimientos que muchas veces reprimimos sean reflejados en los personajes que son los protagonistas de nuestras historias, porque al final de todo el tiempo en que invertimos tecleando frente al ordenador o escribiendo en hojas sueltas; son parte del desahogo de frustraciones, deseos o sueños que en algún momento permanecieron en nuestras cabezas o simplemente son añoraciones de cosas y eventos que nos encantaría disfrutar.
No hay nada más perfecto que dar ese toque personal a cada cosa que escribo, porque sé que es una manera en que nos damos a conocer a todos. Es la firma indeleble que cada escritor le da a sus historias y por lo cual es diferenciado de los demás.
Pueden ser que muchos se hayan rebelado con sus escritos y por cual han sido censurados a lo largo de la historia, pero que a la larga, se vuelven voces de lo que sufren o los que temen expresarse ante las injusticias que se comenten. Por otro lado, la literatura se vuelve un escape a la realidad y aunque solo lo que ofrezca es un mundo utópico, es un suave bálsamo que nos hace tener un solo sentimiento que el mundo aún no ha sido capaz de arrebatarnos: La Esperanza.
